Mientras disfruto del rico calor intensificado por los efectos del asfalto. Mientras deleito mis ojos con casas y más casas atestadas de estrés. Mientras me baño en el siempre saludable y nutritivo smog todas las tardes. Mientras lo más veraniego que he visto por ahora son los comerciales y notas playeras de las noticias. Me puse a pensar en esas vacaciones memorables, días en que sólo reinan el relajo y la alegría, días protagonizados por el mar, la arena, el sol, la luna, la buena mesa, la buena compañía, entre otros condimentos que hacen de esos instantes un verdadero paraíso terrenal.

Y desde chicoco me caractericé por disfrutar a concho estos períodos.
De inmediato se vienen a mi frágil memoria esos simples, pero cautivadores, paisajes de Quintero, que fueron testigo de mis primeras empanadas de mariscos, de mis primeras machas a la parmesana, de mi primer caldillo de congrio, de mi primer pescado frito (sí, soy un cerdo marítimo, jaja) y de mis primeros chapuzones. También invade mi mente la cabaña a la que íbamos, y en particular, esa singular escalera. Escalera que no puedo describir con precisión, pero de la cual si puedo decir como era subirla. Toda una aventura, así mismo, una aventura que no tiene nada que envidiarle a las de Indiana Jones, Robinson Crusoe, James Bond, Sherlock Holmes, Aquiles, El Quijote, Pinocho (el de los cuentos, ¡obvio!), etc. Escalera que no conducía a… nada, o bueno sí, a dos piezas con dos camas viejas; pero que importaba, esa sensación impagable de subirla y bajarla mil veces sin rumbo determinado era lo único que valía. Y de ese modo viví, por lo menos, mis 8 primeros veranos.

Avanzando en mi línea de tiempo, llego a las que son – hasta ahora – las mejores vacaciones que he tenido. Todo el sur de Chile, un jeep lleno hasta los codos y apenas dos semanas para recorrerlo entero. Parecía tarea titánica, pero se logró y con creces.
Todo comenzó en Lanco, donde acampamos por una noche y donde el ruido de unos trabajos no me dejaron dormir ; igual encontré a mi tío perdido y por eso mismo teníamos huevos gratis al desayuno, jajajaja, nada más que contar de ese lugar (o sino mi tía me reta). Después llegamos a Puerto Varas y a un palafito que me hacía sentir todo un Trauco (de hecho salí a buscar sureñas en la noche, pero no me resultó); este destino lo recordaré siempre por su lago, el Llanquihue, agua que rodeó mis genitales en una locura que se podrán imaginar. Finalmente cruzamos el canal de Chacao – que de paso aún debe tener los vómitos de un miembro/a de la familia – y aterrizamos en el sitio que esperábamos, la isla grande (que recorrimos en dos días) de Chiloé. Una área mágica y mística, área donde el Caleuche me llevó y me devolvió – lamentablemente – por mala conducta, área donde no escuché a la Pincoya por tener el personal muy fuerte, área donde engordé dos kilos por culpa del pan amasado y el curando, área donde me alojé en las cabañas «Pudú» y precisamente no vi ninguno, área donde el auto casi se inmortaliza como sirena por culpa de la marea, área donde escuchamos sonar un órgano en una iglesia vacía, área donde sacamos fotos en la misma iglesia que después no pudimos desarrollar, en fin, tanto que compartió esa área con nosotros.

De ahí en adelante poco y nada se puede rescatar. Los viajes al campo si no fueran por la ácida ironía de mi abuela serían una lata.

Mejor sigo con las vacaciones de los últimos 3 años, que han sido en Coquimbo. No sé que contar aparte de que me lo nado todo cuando voy, aparte de que un lobo marino por poco me come la mano, aparte de que los piratas del puerto terminaron como huasca mientras trabajaban, aparte de que no compro absolutamente ningún recuerdo cada año que voy, aparte de que por ambicioso quedé sin ni uno en el casino, aparte de que es más lindo Roberto Dueñas que el Faro, aparte de que ahí empecé a odiar la música techno, aparte de que con cierto personaje salimos a correr un día y morimos, aparte de que este año de seguro pasará lo mismo, aparte de la sopa de cebolla que comió este mismo personaje, aparte de las niñas de 14 que quería profanar este mismo personaje y aparte de todo lo que ocurrirá este año con este mismo personaje.

Próximamente: Brasil con ESTE mismo personaje.

Eso es en resumen yaaaaaaa. Sí, asumo que me quedó un poco larga esta crónica personal. Es que claramente… ¡NECESITO VACACIONES!

Saludos socios.